Esta final en los Juegos Sudamericanos, entre Argentina y Brasil, jugada con tanta pasión y con un afán de ganar muy grande, me hizo compararla con un partido que fui a ver el fin de semana. Si bien en aquella ocasión, las jóvenes peleaban la medalla de oro y la de plata y tenían mucho en juego, en el duelo “amistoso” que tuve la oportunidad de ver parecía que se estaban jugando lo mismo.
Las chicas del Club Deportivo San Vicente se enfrentaban a su clásico rival, el Club Social de Alejandro Korn. Seguramente, ninguno de los dos equipos tenía nada que perder porque sólo era un encuentro amistoso. Pero ellas no lo entendieron así.
Desde el arranque, salieron a jugar con rudeza. Defendieron cada pelota como si fuera la última y las corrieron todas. Tanto un equipo como el otro, demostraron las ganas y el sacrificio que ponen hasta en los partidos que no son por los puntos.
Pero una imagen que me quedo marcada fue el triple que metió desde 7,30 mts Sthepanie Higuaín. Una jugada que arrancó con un drible (picar la pelota) a toda velocidad, y luego una frenada y los tres puntos de Sthepanie, con una gran técnica de lanzamiento. Por que si bien en cualquier partido un jugador puede meter un triple, este fue distinto. Ella le puso su calidad personal e hizo que el encuentro tomara más valor.
El partido finalizó 58- 40 a favor de las sanvicentinas. Pero lo que verdaderamente dejaron en la cancha fue más que el resultado. La gente allí presente pudo ver buen básquet, como el que habían mostrado las chicas en el Sudamericano en Medellín de este año. Con sus 16 y 17 años demostraron que atrás se está generando una gran camada, para que el básquet femenino siga creciendo.
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