A pocos semanas del comienzo del Mundial de Básquet Femenino en República Checa, y mientras los hombres están disputando el suyo en Turquía; pocos conocen como viven las mujeres en aquel país. Por eso, desde esta página voy a mostrar otra realidad que pocos conocen.
Si bien ese territorio fue uno de los primeros en instituir el voto femenino (1934), cuando ni siquiera existía en Francia (recién lo hizo en 1944), aún hoy siguen habiendo diferencias muy marcadas entre ambos sexos.
Si bien ese territorio fue uno de los primeros en instituir el voto femenino (1934), cuando ni siquiera existía en Francia (recién lo hizo en 1944), aún hoy siguen habiendo diferencias muy marcadas entre ambos sexos.
En el aspecto religioso (el 90 % de la población es musulmán) una de las diferencias más notorias es que la mayoría de las mezquitas tienen el salón principal reservado para el sexo masculino, y los secundarios al femenino. Además, al entrar a esos santuarios ellas se deben cubrir obligatoriamente el pelo y los hombros.
En el plano laboral, Aliye Kavaf, ministra de la mujer y la familia en aquel país, afirma que “Turquía es uno de los pocos lugares del mundo donde el porcentaje de mujeres que trabajan ha descendido desde 1980 hasta ahora, pasando del 34,3% al 26,9%, muy lejos de la media europea del 74,6% y a la altura de Marruecos, con un 29%”. La falta de guarderías, el bajo nivel académico o el acoso sexual, son algunos de los factores que bloquean el acceso de la mujer turca al puesto de trabajo.
Además, las mujeres se casan muy jóvenes (el 25% con menos de 18 años) y la sociedad espera que una vez casadas se dediquen a tener hijos. A partir de los 14 años, las niñas pasan a formar parte de un clan, el cual decide con quien se las va a casar dándole a cambio un dote económico a su familia. Si la niña decide escaparse, el castigo varia según el código de cada clan, puede ser la muerte, rapar la cabeza o cortar la nariz y las orejas, para que se sepa que es una deshonrada. Estos matrimonios forzosos y con el consentimiento de las familias, tolerados por la ley islámica, provocan gran cantidad de suicidios.
Además, las mujeres se casan muy jóvenes (el 25% con menos de 18 años) y la sociedad espera que una vez casadas se dediquen a tener hijos. A partir de los 14 años, las niñas pasan a formar parte de un clan, el cual decide con quien se las va a casar dándole a cambio un dote económico a su familia. Si la niña decide escaparse, el castigo varia según el código de cada clan, puede ser la muerte, rapar la cabeza o cortar la nariz y las orejas, para que se sepa que es una deshonrada. Estos matrimonios forzosos y con el consentimiento de las familias, tolerados por la ley islámica, provocan gran cantidad de suicidios.
Como en cualquier país, también existen las mujeres independientes, liberales y bien preparadas, pero aun así éstas tienen que compaginar su labor profesional con las tareas domésticas. Según el Estado Turco, la mujer emplea una media de 5 horas y 17 minutos al día en tareas domésticas, mientras que el hombre apenas 51 minutos.
La Asociación de Mujeres de Van (este de Turquía) fue creada en 2004 para la concienciación de los derechos de la mujer, pero ante la gran cantidad de refugiadas decidió abrir una casa para albergar a las mujeres maltratadas, donde les enseñan el idioma local y una profesión (cocinera, costurera, entre otras).
Varias de ellas deciden buscar asilo en Turquía por problemas políticos o porque se escapan de sus maridos. Cada año llegan a aquel país miles de mujeres procedentes de países vecinos del sudeste.
Varias de ellas deciden buscar asilo en Turquía por problemas políticos o porque se escapan de sus maridos. Cada año llegan a aquel país miles de mujeres procedentes de países vecinos del sudeste.
A pesar de que la situación de la mujer es mucho mejor en Turquía que en el resto de los países musulmanes, recientes informes han alertado del retroceso en igualdad de género que todavía tienen hoy.
El último informe de la ONU sobre el rol de la mujer en la sociedad y el acceso a puestos de responsabilidad sitúa a Turquía en el puesto 101 de 109 países, mientras que el informe del Foro Económico Mundial sobre el mismo asunto lo sitúa en el puesto 131 de 134, sólo por delante de Arabia Saudí, Benin, Pakistán, Chad y Yemen.
El último informe de la ONU sobre el rol de la mujer en la sociedad y el acceso a puestos de responsabilidad sitúa a Turquía en el puesto 101 de 109 países, mientras que el informe del Foro Económico Mundial sobre el mismo asunto lo sitúa en el puesto 131 de 134, sólo por delante de Arabia Saudí, Benin, Pakistán, Chad y Yemen.
El gobierno ha aprobado nuevas leyes que establecen penas más severas para quienes maltraten a las mujeres o abusen de ellas, aunque estas leyes no se hacen cumplir como se debería. La violencia doméstica, en la cual se incluyen la violación, el asesinato, los golpes y el suicidio forzado, actualmente aún predomina. Y si bien estos son casos excepcionales, la mujer turca todavía tiene que pelear para tener su espacio en la sociedad.
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